Anexo: Escritos documentales

Convocatoria a concurso

Hace dos años y unos meses, antes y durante el Foro Documentalista del año 2002, nos preguntábamos si lo documental no podría tener un horizonte de realización más amplio que el propuesto desde el campo audiovisual. El objetivo era comenzar a discutir la posibilidad de ampliarlo más allá de los soportes del cine o el video. De inmediato aparecieron voces dogmáticas y burocráticas a cuestionar la idea con la excusa de defender el valor y el alcance aparentemente hegemónico de los medios audiovisuales en el presente.

Sin negar la importancia del audiovisualismo (desde el que provenimos la mayoría de los actuales miembros del Movimiento de Documentalistas), no se nos puede escapar que muchos documentalistas se identifican más con quien publica una crónica periodística documental que con un director de video clips y que la inmensa mayoría de los documentalistas se sienten más cerca de un escritor testimonial que de un director de comerciales publicitarios. Es un dato de la realidad que el documentalismo se desprende cada vez más de sus ataduras con el mundo del espectáculo audiovisual, que es donde se ancla hoy la producción cinematográfica y televisiva, y tiende a buscar nuevos contextos y nuevos caminos para sus realizaciones.

Por un lado, el documentalismo viene ampliando sus fronteras desde hace varios años de la mano de la resistencia a la globalización y al colonialismo y acompañando la movilización popular contra la desocupación y la miseria. El propio Movimiento de Documentalistas es producto de ese proceso objetivo.

Por otro lado, hay una importante producción de documentales escritos en forma de crónicas testimoniales a los que les es imposible obtener difusión o cuyos autores no la intentan porque no perciben a priori canales de salida para sus materiales. Algunos pocos acceden a publicaciones en folletos, cuadernillos o periódicos barriales o zonales. Esos escritores documentales, silvestres o formados, con tradición literaria o sin ella, existen y crecen y deben ser considerados a nuestro entender legítimamente como documentalistas.

En este marco, nos planteamos si el Movimiento de Documentalistas puede ser la instancia dentro de la cual puedan convivir técnicas, soportes y lenguajes documentales diferentes.

Sabemos, además, que hay combinaciones documentales de textos escritos y fotografías: algunas expuestas como series documentales donde los textos se subordinan al contenido fotográfico y hay otras experiencias de textos de descripción documental son acompañados de fotografías también documentales. Hay también ejemplos de combinaciones de textos y fotografías proyectadas sobre una pantalla (llamados antiguamente audiovisuales) donde tanto los textos como las fotografías provienen de registros documentales. También existen documentales sonoros para ser emitidos por radio (como los informes documentales) o para ser reproducidos en CDs o computadoras (como los documentales para ciegos).

En este caso, nos referimos específicamente a los textos documentales escritos, sea en forma de epístolas, diarios de viaje, memorias, cuadernos de bitácora, historias de vida, relatos de acontecimientos, crónicas de hechos o hasta descripciones de la vida cotidiana. No está de más recordar que los más antiguos documentalistas se han expresado exclusivamente con palabras escritas: Ulrico Schmidl o Waman Poma, por ejemplo, o George Musters, o Lewis Jones. Y más modernamente, con la fotografía y el cine en plena vigencia, un John Reed o un Rodolfo Walsh.

Algunos autores que tienen trabajos de reflexión en marcha sobre el tema propuesto ya empiezan a proponer cuestiones:

Adolfo Colombres piensa que en esta literatura documental y testimonial, como él la llama, podrían incluirse, por ejemplo:
- Historias de vida.
- Relatos de un hecho o conjunto de hechos que se desarrollen en un período más o menos breve, aunque sus colofones pueden avanzar en el tiempo y situarse en el momento actual.
- Descripciones de un mundo o medio determinado (política, luchas sociales, formas de solidaridad, fábricas y otros sistemas productivos urbanos o campesinos, minorías étnicas, hospitales, cárceles, centros culturales, etc.).
- Procesos de transformación de una realidad determinada a lo largo del tiempo.

Por su parte, Fernando Buen Abad, en su Filosofía del Documental en Letras, dice que:
Como opción para lo documental la escritura posee cualidades de orden múltiple que conviene apreciar de mejor manera. Se trata de una actitud y oportunidad ante la escritura, se trata de una posición no exclusivista que, de manera única o combinada, puede hacer apariciones frecuentes o esporádicas en los textos. Esto probaría, entre otras cosas que lo documental no es propiedad privada de lo audiovisual. ... Uno puede y (acaso debe) intervenir en su tiempo como pueda con lo que tenga para anunciar su grado de desacuerdo (y hartazgo) ante la miseria y la esclavitud humana. Uno puede y (acaso debe) intervenir en su tiempo como pueda con lo que tenga para anunciar su estado de beligerancia y energía para la solidaridad, las emociones, el amor y la transformación del mundo. Con cinta magnética o rollo fotográfico, celuloide, cámara, papel o lápiz. Uno puede y, por qué no, debe, intervenir los géneros, los modos, las formas... para hacerlos o rehacerlos al antojo dinámico de cierta creatividad dialéctica que toma lo que hay para impulsar su desarrollo. El documental en letras ofrece una oportunidad excelente.

¿Por qué nos interesa fomentar este desarrollo del documental? Porque tenemos mucho por aprender de ese incipiente documentalismo de base, desinteresado y comprometido con su lugar y su tiempo. Porque queremos ampliar la base de sustentación del documentalismo recurriendo a todos los documentalistas. Porque creemos que el documentalismo no es un género exclusivo del cine o el video, sino una forma de vivir y de luchar. Y porque el documentalismo es la forma de expresión de los profundos cambios en marcha tanto en la sociedad como en la cultura.

Por estas razones, como una forma de apoyar ese movimiento hoy subterráneo y en virtud del enorme éxito del Primer Concurso de Escritos Documentales Rodolfo Walsh, es que lanzamos este segundo gran concurso internacional de escritos documentales en idioma castellano.

Miguel Mirra